jueves, 25 de octubre de 2007

FESTEJO CRIMINAL


La continua tiranía que el ser humano ejerce sobre los animales es evidente en múltiples aspectos que cualquiera puede contemplar a diario. Si hay algo que nos duele especialmente a los que amamos a los animales, es el sufrimiento provocado por el simple hecho de recreo en la tortura, en la sangre y en la muerte.
Tal vez hayas oído que la fiesta de los toros es cultura, un arte, pero lejos de esto no es más que una tortura que se practica con total impunidad.
Nada en esta práctica atroz es genuino, sólo el dolor.
Veinticuatro horas antes de entrar en la arena, el toro ha sido sometido a un encierro a oscuras para que al soltarlo, la luz y los gritos de los espectadores lo asusten y trate de huir saltando las barreras, lo que produce la percepción en el público de que el toro es feroz, pero la reacción natural del toro es huir, no atacar. Le cuelgan sacos de arena en el cuello durante horas, es golpeado en los testículos y en los riñones, le provocan diarrea poniendo sulfatos en el agua que bebe para que llegue débil y desorientado al ruedo, le untan grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas un ungüento que le produce ardor y le impide mantenerse quieto para así no empañar la actuación del torero.
El tema de los picadores es increíble, se eligen a caballos que ya no tienen valor comercial, ya que el animal muere en 3 ó 4 corridas. Se les coloca un peto simulando que se les protege, pero en realidad se trata de que el público no vea las heridas que el caballo presenta.
Las banderillas que se utilizan aseguran que la hemorragia siga. Algunas tienen un arpón de 8 cm. y se las clavan cuando ha logrado evadir la lanza del picador. Las banderillas prolongan el desgarre y ahondamiento de las heridas internas.
Además, el toro es atravesado con una espada de 80 cm. de longitud, que puede destrozarle el hígado, los pulmones… A la hora de matar si el toro tiene suerte muere de una única estocada.
El toro queda paralizado, sin poder realizar movimientos con los músculos respiratorios, por lo que muere por asfixia, muchas veces ahogado en su propia sangre.
¿Maestros?
¿Artistas?
¿Valientes?...
Yo diría que no… IGNORANTES, ASESINOS Y COBARDES.

No colabores en un juego de dementes, las corridas de toros son una tradición cruenta que nos denigra como seres humanos.

3 comentarios:

Silvia dijo...

Totalmente de cuerdo, pero es increible la cantidad de gente a la que le gustan los toros...
Nunca lo he entendido, pero es real.
Hay que cambiar las cosas

Carlos dijo...

Pues sí, matar a un animal de una forma tan cruel por simple diversión es una acto totalmente condenable. Pero lo peor es la normalidad con la que se ve esta matanza en la sociedad, ya que no existe un rechazo mayoritario a este baño de sangre.

¿Qué se debe hacer para que los políticos tomen medidas para evitarle el sufrimiento a estos animales?

Esperemos que sea cuestión de tiempo.

Un beso.

Andrés Álvarez dijo...

Personalmente no me gusta el toreo; ya que en Galicia no existe mucha tradición ni afición. Aunque lo considero una tradición; el toreo debe ser compatible con el avance de nuestra sociedad, y respetuoso con los derechos de los seres vivos. El matar a un animal delante de un público enfervorizado es algo para mí cosa de otro tiempo, algo más propio del Circo romano. Sin embargo, la tradición demanda el mantener esta costumbre, idiosincrásica de lo español y de lo hispano.
A día de hoy no he ido a ninguna corrida de toros, pero desde mi condición de observador, creo que lo más conveniente (tal vez lo haga influenciado por mis relaciones, tanto genéticas como amistosas, con las gentes de Portugal)sería mantener el arte de torear, pero sin llegar a causar daño o muerte al animal. Esta es mi opinión. Las de los demás, las respeto. Un saludo.